IMPACTO ACÚSTICO EN MAMIFEROS MARINOS
Miles de delfines y otros animales marinos han muerto a causa de las actividades de exploración de las compañías petroleras. Sufren descompresiones agudas, hemorragias y prácticamente se vuelven locos hasta que mueren por inanición o al quedar varados en las playas.
Hace unos días, las imágenes de una televisión brasileña daban la vuelta al mundo. En Brasil, en la Playa Arraial do Cabo de Río, aparecía un grupo de delfines que enfilaba hacia la playa, nadando con furia en el empeño de llegar a la arena. A base de aletazos y coletazos, se les ve haciendo desesperados esfuerzos por salir del agua.
Hace unos días, las imágenes de una televisión brasileña daban la vuelta al mundo. En Brasil, en la Playa Arraial do Cabo de Río, aparecía un grupo de delfines que enfilaba hacia la playa, nadando con furia en el empeño de llegar a la arena. A base de aletazos y coletazos, se les ve haciendo desesperados esfuerzos por salir del agua.
Gracias a la rápida acción de las gentes que estaban en la playa, estos delfines fueron devueltos mar adentro y emprendieron una desordenada marcha hacia otro punto, probablemente donde volver a intentar poner final a su locura.
Estos suicidios colectivos, para la mayoría de las organizaciones medioambientales y ante las pruebas científicas que poco a poco se van filtrando, tienen su origen en las técnicas de prospección de hidrocarburos que realizan las compañías petroleras.
Estos varamientos han coincidido con la muerte de cientos de aves marinas, y lo más curioso o, más bien preocupante, es que están ocurriendo tanto en la costa Atlántica como en la del Pacífico. Son dos incógnitas que, en principio no parecen estar relacionadas. Solo coinciden en que presentan signos de inanición.
Frente a las costas de Chile y Ecuador se está produciendo lo peor de esta catástrofe medioambiental, que no parece tener mucha importancia para las autoridades locales, que han reaccionado con extremada (¿deliberada?) lentitud.
Ante la aparición masiva de pelícanos muertos, el Ministerio de Salud chileno puso en marcha una "alerta sanitaria" para instar a la población a abstenerse de acudir a las playas en el área de Lima y la costa norte del país hasta que se conociesen las causas de la muerte de los animales.
LAS COSTAS SE LLENAN DE MILES DE DELFINES VARADOS
En menos de dos semanas más de 1.500 pelícanos fueron encontrados muertos a casi 200 km de la costa, en Piura, en la frontera con Ecuador, y en Lambayeque, a 790 km al norte de Lima, según las cifras del Departamento de Agricultura. Por otra parte, han aparecido los cuerpos de cerca de 1.000 delfines varados en la costa norte del país entre febrero y mayo.
El Instituto del Mar del Perú (IMARPE), dependiente del Ministerio de Pesca no se ha pronunciado oficialmente sobre la muerte masiva de pelícanos y delfines. Carlos Bocanegra, biólogo de la Universidad de Trujillo asegura que “el poderoso grupo de presión de la pesca industrial, un sector dominante de la economía peruana está tratando de proteger sus intereses”.
Después de pedir cautela ante la posibilidad de un virus en el caso de los delfines, el Ministerio de Medio Ambiente rechazó también las hipótesis de los daños colaterales de las artes de pesca o una posible contaminación del agua.
La Organización para la conservación científica de los animales acuáticos (Orca) atribuye las muertes de delfines directamente a las actividades de exploración de las compañías petroleras en la zona, que en su opinión generan "impactos acústicos".
Hay voces más alarmistas que apuntan hacia un virus mutante desconocido y no detectable por los procedimientos habituales. El biólogo alemán Stefan Austermühle, dice que la muerte masiva de pelícanos y delfines "representa un riesgo para la salud humana debido a la posible mutación de un virus".
Ante la duda, o para sembrarla, los funcionarios del sector salud en las zonas más afectadas pidieron a los residentes de la zona no comer pescado crudo, evitar la natación y alejarse de las playas donde los animales eran encontrados muertos.
Otra opinión dispar de un personaje relevante ha sido publicada en un editorial en el diario El Comercio, en el que el ex ministro de Salud, Uriel García, afirma que es la "sobrepesca" de determinadas especies y sobre todo de la anchoa, que alimentan a los pelícanos (también a los delfines), lo que hace que mueran de inanición y no de enfermedad.
“EL GOBIERNO OCULTA DATOS Y ENGAÑA AL PUEBLO”
Mientras, algunas conciencias no pueden más, como la de la vice consejera de Pesca, Patricia Majluf, que anunció su dimisión el pasado viernes tras acusar al gobierno de "desorden, desinformación, corrupción e irregularidades para tapar la posible y, casi segura, responsabilidad de las petroleras en el asunto".
La cuestión es que las primeras sospechas recayeron en el morbilivirus, pero el director científico de Imarpe, Raúl Castillo Rojas, tras el análisis de varias muestras lo descartó. Castillo dijo que los primeros análisis los realizaron especialistas de las universidades San Marcos y Cayetano Heredia, y del Instituto Tecnológico Pesquero. Los resultados mostraron que los animales padecían de depleción linfoide, es decir, tenían las defensas bajas y estaña deshidratados.
Finalmente, el viceministro de medioambiente, Gabriel Quijandría informó al país el pasado lunes, que “las pruebas habían descartado definitivamente contaminación por metales pesados, pesticidas, infecciones bacterianas, falta de alimentos o interacciones con actividades pesqueras". Sin embargo, en su declaración no hizo referencia alguna a la posibilidad de que las petroleras pudieran ser responsables de las muertes.
Finalmente, el viceministro de medioambiente, Gabriel Quijandría informó al país el pasado lunes, que “las pruebas habían descartado definitivamente contaminación por metales pesados, pesticidas, infecciones bacterianas, falta de alimentos o interacciones con actividades pesqueras". Sin embargo, en su declaración no hizo referencia alguna a la posibilidad de que las petroleras pudieran ser responsables de las muertes.
Mientras el Estado peruano continúa sin dar una respuesta clara, la ONG Orca ha denunciado que “las necropsias realizadas a 30 a delfines indican que murieron por las lesiones internas sufridas por un síndrome de descompresión aguda, sin duda inducido por las pruebas sísmicas que realizan las compañías petroleras para hallar crudo. Carlos Yaipén, el director de Orca, asegura que “los delfines tenían hemorragias en su oído interno y evidentes micro fracturas”.
Frente a la costa norte del Perú existen decenas de concesiones para la exploración petrolera que con las que se han repartido las aguas. Entre sus propietarias se encuentran la estadounidense BPZ, la coreana SK Energy ySavia Perú, que cuentan con permisos de exploración en el área donde se registra la mayor mortandad de delfines.
Al respecto, el Instituto del Mar del Perú ha salido al paso negando que las muertes estén relacionadas con actividades exploratorias. Sin embargo, sí confirmó (tal vez a modo de justificación) que los Estudios de Impacto Ambiental (EIA) no obligan a las empresas que operan en el mar a detallar planes de contingencia para evitar la muerte de mamíferos marinos.
Los sondeos con ultrasonidos, sonar de gran potencia y las potentes descargas de aire comprimido a gran presión, generan golpes de sonido a baja frecuencia que, en un amplio radio de acción, les produce daños en el oído y derrames internos. Estos impactos acústicos son los que enloquecen y les provoca, entre otros males un síndrome de descompresión aguda que acaba matándolos.
Texto: Guadalupe Romero
Fuente Buceo-Virtual